Críticas

“Bailes de Mar” en la exposición de marinas de Lola Saelices

Galería Duayer

Madrid Marzo-Abril, 2011

Julia Sáez-Angulo

“El mar es más que un paisaje, también es un sentimiento” canta Rosa León con palabras del poeta. Lola Saelices expone su última serie titulada “Bailes de Mar” en la galería Duayer de Madrid, en la que acoge marinas del litoral gallego y levantino a partes iguales.

Dotada para la música y la composición de poemas, Lola Saelices (Toledo), ha llevado a cabo una pintura poética en la que con ojos atentos mira al mar y extrae de él los infinitos movimientos y colores del agua en cada una de las luces del día: desde la perlada del amanecer hasta el ocaso, en un casi nocturno de fuerte evocación. En el catálogo deja sus reflexiones: “Bailes de mar arremetiendo en las rocas, /deshaciendo en diminutas semillas las piedras, / formando pepitas de oro”.


El azul verdoso de las aguas matizadas de rizos blancos por las olas o las reverberaciones de la luz, se alternan en los cuadros con los ocres de la arena en las playas. En las Rías Bajas de Galicia, la pintora apresa los momentos irrepetibles del mar en Villagarcía de Arosa, Cambarro, Pontevedra y su papelera al fondo, la desembocadura el Miño –un cuadro espléndido de composición y acogida de un gran espacio...

De la costa levantina, sobre todo de Campello, surgen las marinas serenas que alternan el agua y la playa, el azul y el tostado, con acentos más intensos en las rocas, con matices más claros o desvaídos en el horizonte y los celajes. Un trío de playas, situados en cuadros correlativos en el montaje de la exposición, dan idea de esta visión serena que la pintora busca y encuentra para reflejar en su obra. También está presente una tarde de tormenta con celajes inquietantes. Hermoso el cuadro titulado “Tarde con Mercedes”, referido a un compartir el mismo motivo de paisaje junto a la pintora Mercedes Ballesteros.

“El mar tiene muchos momentos y manifestaciones al cabo del día. Es un elemento vivo que no se agota”, comenta en voz alta Lola Saelices para resaltar que el mar es un vivero inagotable de marinas y ella da fe e su pintura de lo afirmado. Las composiciones varían tomando proporciones diferentes del espacio verdiazul del agua o del terroso de la arena. Los horizontes quedan abiertos a la mirada del espectador.

Saelices, graduada en Artes Aplicadas y Gráfica Publicitaria, trabaja su obra en técnica mixta: acrílico y óleo; el primero en la base y el segundo en la superficie para dar la visión, cremosidad y suavidad del pigmento al aceite. Su pincelada es lisa y barrida en general, resaltada a su vez con toques impresionistas de materia que producen un ritmo visual de gratos resultados.

“A veces sentimos que lo que hacemos es sólo una gota en el mar, pero el mar sería menos si faltara una gota”, dice la gran Teresa de Calcuta y Lola Saelices lo recoge en su blog. El mar es un referente infinito para los artistas.


El agua como emoción

Se dice que las futuras guerras del planeta no serán por el petróleo, sino por el agua y su escasez. El agua es un elemento bello y valioso, al que la pintora Lola Saelices ha querido rendir un homenaje en su último trabajo pictórico que se abre en paisajes de luz.

El agua como metáfora de la inmensidad de los mares y océanos; no en balde somos el planeta azul, si nos atenemos a las tres cuartas partes de agua salada que lo conforma. El agua que baña, a lengüetadas espumosas, las playas de la geografía y de los cuadros serenos de la pintora.

El agua como fluido de vida en ríos, afluentes y arroyos, que fecunda las riberas y de las que emerge una rica vegetación de arbustos y árboles, que la artista plasma cromáticamente en matizados colores fríos de sabias gradaciones tonales, en sus paisajes esplendentes.

El agua de lluvia, de lagos, estanques, albercas, pilones… siempre el agua elegida como pretexto pictórico, para plasmar el movimiento sutil de corrientes, ondas o reflejos. Junto al agua, la textura y el color de otros elementos sólidos que, contrastan y dialogan pictóricamente con el agua, al igual que con los celajes.

Lola Saelices es una pintora virtuosa en la representación, efectos y calidades del arte figurativo al que se consagra. Sabe componer y plasmar de modo poético sus cuadros, sobre soportes de lienzo, tabla o papel. Es una artista versátil en el manejo de elementos.

Las playas de Galicia o del Mediterráneo están presentes en los paisajes de esta pintora, así como los ríos, riberas y estanques de Toledo, del Retiro o El Capricho madrileños, de Arenas de San Pedro, de Atienza, de Marchamalo, Combarro o Campello. Todo se hace pintura y paisaje en la mirada atenta de Lola Saelices. Pintura al aire libre, retocada en el estudio.


Lola Saelices, pintura, indagación, interés por el rostro humano y retratista


Por Julia Sáez-Angulo

Domingo 15 de diciembre de 2019, 12:59h

De pequeña ya apuntaba maneras pictóricas, cuando los niños y niñas de la clase querían sentarse junto a ella en el pupitre y le decían: ¡Lola, píntame! y les hacía un retrato con el lápiz y todos quedaban tan encantados, que incluso le traían a su hermano o a su madre para que les hiciera otro retrato. Lola Saelices iba para pintora y así fue, aunque algunos avatares le llevaron por directora de una gran floristería toledana.

Confiesa que en su fuero interno se siente siempre atraída por el retrato, aunque haya pintado muchos paisajes y, entre ellos, preciosas nevadas y playas. Ha ganado algunos premios en los concursos de pintura al aire libre, cuando lega el verano y viaja con Antonio de Ávila por los distintos pueblos y convocatorias de pintura rápida.

En su última exposición madrileña en Ardearte, Lola Saelices (Toledo, 1960), residente en Madrid, se ha desquitado y muestra los numerosos femeninos que ha pintado al óleo sobre papel –muchos de ellos se los regalaron en su día, al cerrar la tienda los galeristas Ana y Jesús, proveedores de materiales pictóricos. La mayoría de esos dibujos de caras femeninas la guardaba en carpetas, y ahora los ha colgado a la manera de los antiguos pliegos de cordel en cuerdas con pinzas de madera como sujeción. El resultado es sugerente y vistoso. Curiosamente, buena parte de sus pinturas con rostros femeninos carecen de boca en medio de sus trazos gestuales en la cara y el cabello; no sabe muy bien por qué.

Algunas de las cabezas femeninas son de mediano formato a modo de rostros referentes, que viene a colmar su profundo deseo de hacer retrato desde siempre”. El éxito de reconocimiento y venta de la exposición ha sido tal, que a ella misma le ha pillado por sorpresa en estos tiempos en que todos los artistas dicen que no se vende nada.

“Bien es verdad, explica, que he puesto unos precios muy asequibles, para que nadie con sensibilidad, si quiere, puede adquirir una obra de arte única”, explica la pintora. Las piezas se venden enmarcadas o sin enmarcar, lo que facilita la gran difusión de las mismas. “Lo que quiero es la difusión de mis obras”, añade la autora.

Colorista nata, Lola Saelices muestra igualmente algunos paisajes bien construidos, como el titulado Grupos, con figuras esquemáticas que van mancando la distancia y la escala en el cuadro. La pintora indaga e investiga sobre distintos materiales, como los papeles, algunos de ellos finos y velados, casi de seda, porque difunden bien el pigmento y ofrecen calidades exquisitas.

Lola Saelices dedica algunos días de la semana a la docencia en su galería Ardearte, junto al también pintor Antonio de Ávila, eso les hace relacionarse, transmitir y reflexionar aún más sobre la pintura.

“Lo mío es una pulsión y necesidad de pintar, lo mismo que respirar. Recuerdo que en La Mancha, cuando era joven, yo veía un suelo de cemento libre y limpio y me ponía a pintarlo con spray. Con frecuencia utilizo los restos de óleo en las paletas para hacer esos dibujos inmediatos y rápidos, que son como automáticos, en los que la pintura me lleva de modo inconsciente, como si yo fuera solo una médium. A veces hay que pintar de modo inmediato, olvidando lo que sabes, para que aparezca lo que, sin pretenderlo, has aprendido a lo largo de tu trayectoria como artista. El resultado puede ser sorprendente”, explica Lola Saelices, convencida de que ella es pintora por encima de todo.